viernes, 9 de diciembre de 2011

La primera...y la última.

El pasado sábado dia 3 de diciembre se me ocurrió iniciarme en el ciclocross. Era una tarde de sofá con el ordenador delante mirando fotos cuando se me ocurrió. Entonces empezó la busqueda de un bicicleta de ciclocross prestada. Esa misma noche ya había encontrado una gracias a Jose y Victor Cabedo. Al dia siguiente la tenia en mis manos y solo tenia 2 dias para ponerla a punto y aprender lo básico de esto del ciclocross (montar, desmontar, giros, correr, cargarsela, escaleras...). Me pasé domingo y lunes practicando. El tiempo pasó volando y ya era el dia, martes 6 de diciembre. Para empezar el dia me levanté una hora y media tarde, lo que no me dejó desyunar antes de llegar a Vinaròs a eso de las 9:30. Me inscribí y a comer (cereales con leche en el coche, un poco penoso). Llegó la hora y en la salida me di cuenta de lo que me habían explicado era poco. Se salió a mil, y en la primera vuelta ya habia perdido contacto con los mejores. Empecé a disfrutar a partir de mitad de carrera cuando ya supe coco tomar las curvas algo menos despacio. Al final no estuvo tan mal el resultado, 18º en mi bautizo como ciclocrossman. No se pueden pedir peras al olmo contra gente que prepara la temporada de ciclocross y está ahora a tope. Pero me quedé con las ganas de hacerlo mejor de haber tenido un poco mas de técnica.
Pero lo peor ha sido el resto de la semana, lo mal que lo he pasado con el dolor de piernas, las agujetas, la pesadez... Creo que no me ha hecho mucho bien este bautizo. Puede que me vuelva a picar el gusanillo, pero por ahora tengo claro que a mi me va la carretera.
                                                                 Estilo no muy ortodoxo.

                                                                Voy cogiendo un poco de manejo.

                                                   La máquina, gracias a la familia Cabedo por dejarme
                                                   semejante ejemplar.

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